Bueeeeno, ya empezaron las clases. Volvemos a la horrible rutina. Tengo que volver a dormirme relativamente temprano, despertarme a las 6:30 con KT Tunstall porque no me puedo despertar con el ruidito ese insoportable de los despertadores (ese pii piii piii!,.. andate a la mierda, con eso es imposible levantarse de buen humor), cambiarme, ir al baño, desayunar, volver a ir al baño y marcharse hacia el colegio en auto. Después de un rato de viaje en el cual duermo con los ojos abiertos, llegar a la puerta amarillo patito de mi colegio. Saludar a todos los conocidos, y sentarme a esperar a que se haga la hora, porque siempre llegamos demasiado temprano. Y de ahí en más, hay que intentar abrir los ojos y prestar un mínimo de atención a la clase. Esto último es, probablemente, lo más difícil de lograr.
Y así igualitos son todos los días... Un bajón.
Este año hay nuevos profesores, nuevas materias y más horas de clases... Genial. Espero con todo mi corazón que 3ro me trate bien.
Igual, aunque me pese admitirlo, el colegio me hace bastante bien. Fueron 3 meses sin hacer nada productivo. En realidad, sin hacer nada de nada. Supongo que es un buen cambio.
12/3/09
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1 comentario:
me gustó tu blog che! y esta entrada.
x q todos nos ponemos tristes/reflexivos/nostálgicos cuando empiezan las clases? yo empiezo el cbc el viernes y tengo un cagazooo!
espero q nos leamos, besos!
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